Periodoncia
La periodontitis es una enfermedad crónica que afecta a la encía y al hueso maxilar que sujeta los dientes. Con el paso del tiempo, la dentición sufre un deterioro que, si no se trata correctamente, desembocará en la pérdida de toda o casi toda la dentición.
Es una de las enfermedades de mayor prevalencia, por detrás de la caries dental. Aproximadamente el 80 % de las personas sufrirán algún tipo de periodontitis, en mayor o menor grado.
Suele aparecer en la edad adulta, entre los 30 y los 40 años, aunque en ocasiones, puede comenzar a una edad temprana.
Diferentes manifestaciones de la periodontítis.
- Periodontitis Crónica del Adulto.
- Migración y abanicamiento de los dientes.
- Encía inflamada y sangrante.
- Periodontitis muy avanzada.
En la causa de la periodontitis intervienen 2 factores fundamentales:
- Factores genéticos: Son múltiples los genes que intervienen en la predisposición genética de la periodontitis, y en función de que estén implicados más o menos genes en un mismo paciente, se producirán cuadros clínicos diferentes, diferentes patrones de localización y diferentes grados de severidad.
- Factores microbiológicos: La boca de un ser humano está colonizada por millones de bacterias y miles de cepas diferentes, que constituyen el llamado “ecosistema bacteriano bucal”. La mayoría de estas bacterias no son patógenas, y conviven en equilibrio dentro de la cavidad bucal. Pero hay ciertas especies de bacterias que son responsables del desarrollo de esta enfermedad: Agregatibacter Actinomitencomitans, Bacterioides Forsythus, Eikenella Corrodens, Espiroquetas, Porfiromona Gingivalis, Treponema Denticola, Tanerella Forshycia, Fusobacterium Nucleatum, Veillonella, entre otras muchas.
Además de estos 2 factores principales, la periodontitis puede verse agravada por los malos hábitos, como la mala higiene o el tabaquismo.
Además, hay ciertos estados generales que contribuyen a su aparición o severidad, como la diabetes, estados deficitarios del sistema inmunológico (pacientes transplantados o con VIH), etc.
Estas bacterias causantes de la periodontitis en combinación con la predisposición genética del huésped, desencadenan una serie de efectos patógenos que dan lugar a la pérdida progresiva del hueso alveolar que sujeta los dientes, de manera que éstos cada vez se ven menos anclados y comienzan a presentar una serie de signos y síntomas clínicos que conforman el cuadro de la periodontitis.
Signos y síntomas clínicos
Denominamos síntomas a aquellas alteraciones de la boca que el paciente percibe como extrañas y que le alertan de un posible problema. Cuando usted perciba algunos de estos síntomas no dude en acudir a vernos para consultarnos:
- Excesivo acúmulo de placa o cálculo (denominado comúnmente SARRO).
- Inflamación de la encía (color enrojecido o amoratado).
- Sangrado excesivo y habitual al cepillarse los dientes, al comer o simplemente de manera espontánea.
- Movilidad en los dientes.
- Dientes que se separan de forma gradual a lo largo de los meses y aparecen “huecos entre ellos”.
- Mal sabor de boca de manera constante y mal aliento.
- Dolor a la masticación.
- Sensibilidad al tomar cosas muy frías o muy calientes.
- Pérdida de la papila interdental, de manera que entre los dientes se aprecian los llamados “triángulos negros”.
Denominamos signos clínicos a aquellas alteraciones de la boca que el profesional detecta para confirma que se trata de un cuadro de Periodontitis:
- Pérdida de inserción. Es la pérdida de hueso y encía. Se valorar con una sonda de medición y radiografías. El resultado del despegamiento de la encía se denomina bolsa, y es el lugar donde se acumulan bacterias y sarro y el paciente no puede acceder a la higiene en esa zona.
- Recesión de la encía y visibilidad de la raíz (las encías migran hacia arriba y dejan entre ver la raíz del diente).
- Alteración de la morfología gingival.
- Supuración.
- Creación de abscesos localizados.
Tipos de periodontitis
A) Periodontitis crónica o del adulto
Se trata del tipo de periodontitis más frecuente. Aparece en los adultos a partir de los 30 años, y suele comenzar con una gingivitis.
El patrón de afectación puede ser variable, pudiendo afectar a zonas concretas de la boca o bien por igual en toda la dentición. Su localización y velocidad de avance dependen de factores genéticos e higiénicos fundamentalmente.
Podemos diferenciar 3 estados:
- Estado incipiente:
Los síntomas y signos clínicos no son muy acentuados, los dientes han perdido poco soporte óseo y no presentan movilidad. Las bolsas son menores a 5 mm de profundidad. El pronóstico es bueno a largo plazo con el tratamiento adecuado.
- Estado avanzado:
Los signos y síntomas incluyen una ligera movilidad y una recesión avanzada del hueso, de más de 5 mm de profundidad en las bolsas. La encía presenta sangrado y a veces supuración. El pronóstico depende de múltiples factores, y a medio plazo suele ser malo. En muchas ocasiones requiere la extracción de uno o más dientes que se encuentran en mal estado. Aunque los patrones de distribución son variables, los dientes que más suelen verse afectados son los 4 incisivos inferiores, debido a que están situados en la salida de una glándula salival que hace que acumulen una gran cantidad de placa o sarro, y además tienen raíces más cortas que el resto de los dientes. En la mayoría de los casos son los primeros dientes que hay que reponer mediante implantes dentales. Los molares superiores suelen ser los siguientes dientes en afectarse, debido a su anatomía radicular tan compleja y a que el hueso que los soporta es menos consistente que en el resto de la boca.
- Estado crítico:
El paciente presenta todos o casi todos los signos y síntomas clínicos. El estado tan avanzado de la enfermedad, después de años de evolución, hace que el pronóstico de todos o casi todos los dientes de la boca sea malo a corto plazo. Una vez se pierde el hueso de manera masiva, es imposible recuperarlo, de manera que en este tipo de situaciones se suelen extraer todos o casi todos los dientes y recurrir a terapias restauradoras mediante prótesis removible o mediante implantes dentales. En el caso de los implantes, a veces el tratamiento resulta complejo debido al mal estado en el que queda el hueso después del largo proceso de reabsorción ósea sufrido durante años.
B) Periodontitis agresiva o juvenil
Se trata de una periodontitis que comienza en la pubertad o en la adolescencia, y se suele asociar a graves defectos inmunológicos o cepas bacterianas muy virulentas. El componente genético también es importante, ya que deben existir en el paciente genes específicos que predispongan a padecer esta enfermedad.
El patrón suele ser de localización variable, pero no suele ser generalizado, sino en zonas específicas de la boca. El diagnóstico se suele realizar mediante pruebas de inmunohistoquímica, prueba de la PCR y cultivos microbiológicos.
C) Periodontitis necrotizantes
Son periodontitis poco frecuentes y extremadamente agresivas que suelen cursar con necrosis de la encía, es decir, ulceraciones y destrucción masiva de los tejidos que rodean los dientes.
Suele desarrollarse en individuos con un grave déficit inmunológico, como pacientes transplantados con inmunosupresores o pacientes con SIDA en un estadío muy avanzado de la enfermedad.
Consecuencias a largo plazo
La periodontitis es una enfermedad crónica que no puede eliminarse, sin embargo, con el tratamiento adecuado, puede detenerse casi por completo o realentizarse, se manera que se alargue la vida de los dientes el máximo tiempo posible garantizando al paciente una buena calidad de vida.
Si la enfermedad no se trata, a medida que la pérdida de hueso avanza, los síntomas que presenta el paciente se hacen cada vez más alarmantes hasta causar una incapacidad masticatoria, dolores constantes, pérdida de la estética y finalmente la pérdida de todos o casi todos los dientes.
Muchos pacientes, en los que el avance de la enfermedad es lento y su dentista de toda la vida no les ha alertado, al cabo de los años presentan un cuadro grave pero sin mucha sintomatología. Es decir, que muchos pacientes no siente la necesidad de acudir a un dentista, ya que no presentan dolor ni movilidad hasta un estado muy avanzado de la enfermedad. En ese momento es cuando acuden a la consulta y el tratamiento de enfermedad resulta imposible. En muchos de estos pacientes, se suele proponer la reposición total de los dientes mediante implantes dentales para reponer la función masticatoria, fonatoria y estética.
Al tratarse de una enfermedad microbiológica, se puede transmitir de unos individuos a otros, generalmente por contacto bucal. Por ello, es frecuente que si un individuo presenta la enfermedad, su cónyuge o pareja presente un patrón parecido. La genética también es importante, por ello, a la hora de diagnosticar una periodontitis es importante preguntar al paciente por sus antecedentes familiares: padres y abuelos.
Diagnóstico
El diagnóstico de la periodontitis suele hacerse mediante una exploración clínica y el uso de una sonda periodontal y radiografías para valorar la pérdida de inserción del hueso y la encía.
Los resultados de las mediciones en cada diente, se anotan en un gráfico llamado periodontograma, y marca la pérdida de hueso y la pérdida de encía en milímetros. Además, se registran las zonas sangrantes y la movilidad de cada diente individualmente. Este gráfico se emplea como punto de partida para el comienzo del tratamiento y se realiza en cada visita de control cada 6 o 12 meses. De este modo, comparando cada periodontograma, es posible valorar si la enfermedad se ha detenido o avanza, y si lo hace se a que ritmo. Esto nos ayuda a seleccionar el tipo de tratamiento para cada paciente.
En casos agresivos de periodontitis, se pueden emplear cultivos microbiógicos o pruebas genéticas para determinar la causa.
Tratamiento
El tratamiento de la periodontitis es amplio, y varía mucho dependiendo del grado de afectación y del estadío más o menos avanzado en el que se encuentre la enfermedad.
Podemos diferenciar varios tipos de tratamiento, siempre combinados con una serie de pautas que se le dan al paciente para realizar el mantenimiento, no menos importante que el tratamiento en sí.
El tratamiento de la periodontitis puede dividirse en 4 tipos fundamentales, que se suelen combinar con terapia antibiótica:
- Tratamiento básico:
Conocido vulgarmente como curetajes y técnicamente como raspado y alisado radicular. Es el tipo de tratamiento más sencillo, y consiste en la limpieza exhaustiva del diente, tanto en su parte visible o corona como en su parte no visible o raíz. Al tener que limpiar bajo la encía, es preciso el empleo de anestesia local para evitar posibles molestias. Se emplean aparatos de ultrasonidos, curetas y un juego de pulidores. Todo ello está orientado a eliminar la máxima cantidad de bacterias de los dientes, de manera que la encía se desinflama y vuelva a adherirse al diente formando una barrera natural, que impedirá que penetren las bacterias en el futuro. El mantenimiento de la higiene y el tratamiento periódico, al menos una vez al año, junto con los controles, son parte indispensable para alcanzar el éxito con este tipo de terapias, que son las que más frecuentemente se emplean.
- Cirugía resectiva:
Se trata de reducir la profundidad de las bolsas, recortando la encía enferma. Es una cirugía propiamente dicha, y por lo tanto requiere de sutura. Se emplea cuando las bolsas son superiores a 6 mm.
- Cirugía regenerativa:
Se emplea en pacientes con pérdidas de hueso muy localizadas. Consiste en realizar injertos de hueso o bien emplear geles regenerantes como el Emdogain® para tratar de regenerar el hueso donde se ha perdido.
- Cirugía mucogingival o cirugía plástica periodontal:
Se trata de un tipo de cirugía que trata de reparar los defectos estéticos que se producen en la encía, por ejemplo falta de volumen o recesiones. Consiste en la realización de injertos de encía para reparar la encía dañada o mermada.
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PREGUNTAS FRECUENTES
¿Por qué debo hacerme un tratamiento periodontal si yo no noto ninguna molestia?
Es por esto que debemos prestar atención a los signos de alarma antes mencionados, especialmente el sangrado de las encías: una encía sana NO sangra al cepillado.